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  • Este relato tiene como único objetivo poner videos de gatos en las redes sociales.

Creatividad y mucho dinero son dos cosas que no necesariamente van unidas al pensamiento crítico. Esta es la historia de un grupo con iniciativa, poder y presupuesto que es el ejemplo de gasto descontrolado, escaso análisis de la realidad y mucha esperanza de que las cosas funcionen. Se trata del “Proyecto del Gato Acústico” (Acoustic Kitty Project en inglés), un intento de la Central de Inteligencia de Estados Unidos, CIA, para usar gatos como dispositivos de espionaje.
Sí, gatos. 
En la década del 60 los científicos de la Dirección para la Ciencia y la Tecnología durante el transcurso de la Guerra Fría analizaron diversos factores para elegir a felinos como herramienta de espionaje. Para ellos la curiosidad natural de estos cuadrúpedos era una característica útil para el espionaje. 
Desde la perspectiva estratégica son animales comunes en entornos urbanos con un comportamiento independiente. Claro, un perro sin correa puede levantar sospechas. Los felinos son ágiles y sigilosos y pueden adaptarse a diferentes entornos, desde calles hasta edificios. Tan importante como todo lo anterior es que parecen inofensivos
Lo curioso es que el grupo de investigadores de la CIA tenía la idea de que los gatos requerirían menos entrenamiento para moverse de forma natural en un entorno urbano. Lo anterior resulta curioso porque muchos dueños de felinos los describen como independientes y difíciles de controlar. (Muy difíciles de controlar)
La tecnología
Después del análisis del comportamiento gatuno decidieron que era necesario agregar tecnología de escucha para que el felino se convirtiera en el espía ideal. Estudiaron las caracteristicas físicas de los gatos y tomaron las decisiones necesarias para cumplir  sus objetivos de seguridad nacional. 
Observaron que las  orejas del animal eran ideales para convertirlas en una caja de recepción de sonido; la panza se convirtió en el lugar perfecto para instalar el transmisor y las baterías necesarias para el funcionamiento del equipo y; la espalda se transformó en el espacio preciso para la antena. 
Lo siguiente fue operar al animal para ubicar cada instrumento en su lugar. Además, aprovecharon la cirugía para instalar un dispositivo que inhibía el apetito del gato y así mantenerlo en el sitio espiado durante el mayor tiempo posible.
Una vez hecha las pruebas de rigor, un equipo de agentes liberó al agente felino muy cerca de la embajada de la Unión Soviética en Washington, pero según los últimos documentos desclasificados el gato se escapó hacia la calle y un taxi acabó con su vida y el trabajo de todo un equipo y que tuvo un costo de entre15 y 20 millones de dólares. 
Pero eso no es todo, los especialistas en inteligencia también entrenaron e intervinieron pájaros par sus labores de espionaje. Y esa es otra historia. 


Rodrigo Mundaca Villalobos

Gastaron US$20 millones en entrenar a un gato espía

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