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OPINIÓN: Aprendizaje en línea, desafíos para el presente

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Adriana Contreras

Diseñadora instruccional EOL


La actual crisis sanitaria y su implicancia directa en el sistema educativo, ha llevado a la mayoría de las instituciones de educación superior a resolver la contingencia mediante el desarrollo de alternativas en línea, que permitan que las y los estudiantes puedan continuar sus estudios de forma remota. En casi todas estas instituciones, existían plataformas virtuales de aprendizaje (LMS por sus siglas en inglés), con mayores o menores niveles de desarrollo, que ahora cobran especial relevancia y donde los docentes han debido re-crear sus asignaturas; la crisis obliga.


Para las y los diseñadores instruccionales nacionales, este escenario de boom de la educación online, ha generado una gran carga de trabajo, y profundas reflexiones en torno a qué se considera una clase online de calidad para la opinión pública. No son pocos los directivos de la educación superior que han asumido que, trasladando mecánicamente las clases presenciales a sesiones en vivo de Zoom, Meet, u otra herramienta de videoconferencia e interacción, se ha resuelto el problema.

Sin embargo, para las personas especialistas del área del diseño instruccional, esto no es así. Y eso nos lleva a preguntarnos ¿qué es la educación en línea? ¿cuáles son sus características y cómo se puede discriminar respecto de la calidad de lo que se ofrece en línea a los estudiantes?


Romper la barrera de lo presencial

La educación donde se rompe la barrera de la presencialidad física, ha evolucionado desde la llamada “educación a distancia”: los lectores más adultos recordarán los cursos de inglés con mil casetes y una carpeta de estudiante y más adelante en vhs o cd’s.; el sello de esta modalidad consistía en hacer llegar al estudiante materiales de estudio secuenciados, que le permitirían adquirir un cierto conocimiento de manera individual.

Luego, con la irrupción de internet, este paradigma a distancia se rompe y se instala la educación virtual, que, apoyada por dicha tecnología, ofrece los cursos en campus virtuales, donde con mayor o menor desarrollo (desde repositorios de PDF y PPT hasta cursos donde se incorporan foros o libros virtuales), se ponen a disposición de los estudiantes los materiales de estudio y de interacción con su curso. Actualmente, se habla de educación online, a la evolución de la educación virtual, que además de impartirse en un espacio virtual, plataformas de aprendizaje, de contar con materiales en línea, generar interacción y trabajo colaborativo (en el mejor de los casos) favorece instancias de interacción en tiempo real (sincrónicas)

Y es seguramente, este último aspecto de la interacción en tiempo real, el que ha llevado a entender a las videoconferencias como sinónimo de educación online. Pero educar online, es mucho más que eso: implica integrar entornos virtuales, objetos virtuales, modalidades de trabajo variadas entre los estudiantes, además de las actividades sincrónicas (clases magistrales vía streaming, webinars, chats, videoconferencias, entre otras).

Finalmente, la calidad de las clases online puede ser cautelada y medida, utilizando diversos referentes derivados de la investigación en el campo del e-learning. En educación superior online, uno de los referentes claves es la rúbrica de Quality Matters (QM standars), que nos da pistas claras y medibles respecto de la calidad de un curso. A continuación, las revisaremos de manera sucinta.

Agencias – Internet

Podemos educar en línea sin perder la calidad

Lo primero que hay que considerar es la presentación del curso, que quede clara al estudiante la promesa de aprendizaje, tecnología mínima para participar, la metodología, las evaluaciones y trabajos, las formas de interactuar, plazos y normas del curso. Además, es importante dar rostro humano y que los docentes se presenten.

Las evaluaciones deben ser transparentes al estudiante (claras, informadas y ajustadas a los contenidos, deben medir los objetivos antes propuestos, deben ser secuenciadas, variadas, acordes al nivel de exigencia del curso, y se debe contar con retroalimentación y seguimiento del progreso del aprendiz.

Los materiales de aprendizaje en línea, deben ser seleccionados y elaborados considerando los objetivos del curso, deben presentar pertinencia al contenido y contexto de aprendizaje y grupo de estudiantes, además deben ser rigurosos en el desarrollo del contenido y ser acordes a los últimos avances en la disciplina que tratan.

Las actividades de aprendizaje, deben ser diseñadas en función de los objetivos y apoyadas por los materiales. Además, deben favorecer las diversas modalidades de interacción entre estudiantes, docentes y materiales, con reglas claras e informadas.

Las tecnologías que dan soporte al curso deben ser variadas y acordes al nivel, disciplina y tipología de curso, apoyando el logro de los objetivos de aprendizaje y proporcionando información respecto de la seguridad de los datos personales y privacidad de la información tratada en el curso.

El soporte técnico debe ser eficiente y los modos de contarlo, fácilmente identificables. las instrucciones ofrecidas deben ser acordes al ideario del curso y la institución que lo provee, y permitir al estudiante tener éxito en la tarea de aprendizaje.

Hay que considerar la accesibilidad y usabilidad del curso y sus materiales, que deben favorecer la navegación intuitiva, ser diseñados para facilitar la legibilidad, considerar subtítulos y descripción de imágenes en los audiovisuales, documentos y otros que se provean a los estudiantes Se debe diseñar de forma que se puedan integrar diferentes herramientas tecnológicas para atender las diferentes expresiones de necesidades educativas especiales.

Con todos estos criterios de referencia en mente, se puede comenzar a revisar la oferta actual y sacar conclusiones y aprendizajes, que colaboren a ofrecer las mejores oportunidades educativas en línea para todas y todos los estudiantes que hoy, de manera obligatoria, se enfrentan al aprendizaje en línea.


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