La tecnología permite crear una oficina virtual
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Gracias a las tecnologías actuales estudiantes de postgrado de ambos establecimientos participan en un curso con idéntico programa académico a ambos lados de la cordillera.
No se trata de un análisis de religión ni de visiones del futuro, sino que de un curso de matemática que se dicta online en Chile y al que asisten -en forma remota- estudiantes de Argentina. “Es la primera vez que tenemos un curso de estas características dictado por un profesor extranjero con estudiantes en línea sin moverse de Buenos Aires”, comenta Guillermo Durán, matemático y decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Este curso se gestó a partir de una conversación entre el profesor Durán y los académicos del Departamento de Ingeniería Industrial – FCFM de la Universidad de Chile, Denis Sauré y José Correa. Después “contactamos a los encargados de postgrado de ambas universidades”, recordó el decano argentino.
La organización, dice Sauré, quien también es coordinador académico del Magíster en Gestión de Operaciones (MGO) de Ingeniería Industrial, se realizó mediante la plataforma U-Cursos y “el trabajo de la la jefa de estudios del MGO, Fernanda Melis”.
Ambos grupos trabajaron en la malla del curso “Optimización en línea con información estocástica y las Desigualdades del Profeta” que el profesor y vicerrector de Tecnologías de la Información, José Correa, dicta los días viernes, en línea, para estudiantes de magíster y doctorado en matemáticas de la Universidad de Buenos Aires, y del Magíster en Gestión de Operaciones de la Universidad de Chile.
Para Durán la experiencia “es ampliamente positiva para todos, para las Universidades, para los estudiantes y para los docentes”. “Esperamos poder repetirla, usando esta vez al instituto del cálculo de la UBA como base”, comenta Sauré.
“Como Vicerrector de Tecnologías de la Información tengo que decir que este programa es posible gracias a las excelentes relaciones académicas que tenemos con la UBA y que han sido cultivadas durante años. Asimismo, el excelente nivel académico de ambas instituciones y las capacidades tecnológicas disponibles, facilitan esta interacción y la hacen posible. Y más aún, nos permiten desarrollar las sinergias necesarias. Creemos que es posible conectar a más centros de educación superior en este tipo de proyectos académicos”, agrega Correa.
La directora de Relaciones Internacionales (RRII) de la Universidad, Alicia Salomone, califica el desarrollo de este curso como “excelente” y agrega que “este tipo de iniciativas representa un modelo a seguir para otras áreas, potenciando las fortalezas mutuas y las posibilidades que proveen nuestras plataformas educativas para realizar docencia en modalidad híbrida”.
En este contexto, la profesora Salomone informa que la UBA y la UChile actualmente avanzan en un acuerdo de colaboración estratégica. “Está en nosotros sacar el mayor provecho de esos acuerdos, impulsando cursos conjuntos de pregrado y postgrado, así como la movilidad académica presencial y virtual que permita la internacionalización de la formación y las carreras de estudiantes y profesores/as” remarca.
El Curso del Profeta
La asignatura multinacional “tiene como objetivo que los estudiantes comprendan cómo utilizar modelos matemáticos para tomar decisiones. Por una parte, la optimización en línea se refiere a la toma de decisiones secuenciales en tiempo real, donde la información se revela gradualmente y de manera aleatoria (estocástica). Las desigualdades del profeta, por otro lado, comparan el rendimiento de un tomador de decisiones omnisciente (el “profeta”) con un algoritmo que solo tiene acceso a información pasada y presente”, comenta el profesor de la Universidad de Chile.
Según el programa del curso, los y las estudiantes aprenderán a comprender y resolver problemas clásicos en el ámbito de las desigualdades del profeta y sus variantes, aplicando técnicas analíticas y computacionales. Pare ello, el programa explora aplicaciones prácticas en áreas como subastas combinatoriales, fijación de precios y plataformas de ridesharing, permitiendo a los y las alumnos/as evaluar algoritmos según su rendimiento relativo y otras métricas relevantes. Además, desarrollarán habilidades para analizar y resolver problemas complejos, culminando en un proyecto final donde aplicarán las técnicas aprendidas a un problema de investigación, demostrando así su dominio de los conceptos y su capacidad para implementarlos.
“Estos conceptos se aplican en diversos contextos, como la asignación de recursos, la selección de carteras de inversión y el diseño de algoritmos adaptativos, buscando estrategias que maximicen el rendimiento bajo incertidumbre y que se acerquen lo más posible al rendimiento óptimo que lograría un profeta con conocimiento perfecto del futuro”, dice Correa, quien es ingeniero matemático de la Universidad de Chile, doctorado en Investigación de Operaciones por el MIT y postdoctorado en Ciencias la Computación por la Universidad de Chile.
La Internacionalización
La Universidad cuenta, dice la directora de RRII, con un equipamiento robusto que permite llevar adelante proyectos de docencia apoyada por tecnologías. La plataforma EOL (Educación Online) “es un excelente ejemplo de ello; pues no sólo posibilitó la continuidad de las actividades académicas durante la pandemia, sino que hoy permite la realización de docencia colaborativa con universidades de distintas partes del mundo”, agrega.
En este sentido, junto con la experiencia UBA-UChile, destacan programas tales como el VSE (Movilidad Virtual Estudiantil) de APRU (Asociación de Universidades del Anillo del Pacífico) y los cursos realizados en el marco de AUGM (Asociación de Universidades del Grupo de Montevideo) y la Plataforma ACCESS Chile-Suecia, bajo la modalidad b-learning que combina actividades sincrónicas y asincrónicas sobre la plataforma EOL.
La académica Salomone destaca que aunque el español es un idioma global que permite una amplia comunicación académica con instituciones de América Latina y España, “para relacionarse con otras universidades, el inglés como lengua franca es el medio privilegiado de comunicación entre personas que no comparten la misma lengua materna”.
En esta línea, desde 2020, la Universidad de Chile ha desarrollado el programa EMI (English as a Medium of Instruction – Inglés como Medio de Instrucción), cuyo objetivo es apoyar a las y los profesores que quieren utilizar el inglés para enseñar cursos disciplinares. El curso provee herramientas teóricas y metodológicas que apuntan, por un lado, a fortalecer las competencias de comunicación académica de las y los docentes y, por otro, profundiza en metodologías de enseñanza activas, centradas en el estudiante y en cómo aplicarlas en el aula intercultural, que es propia de los entornos de colaboración internacional.
La directora de Pregrado, Leonor Armanet destaca que la internacionalización es una práctica muy deseable para la Universidad y la formación de estudiantes, pero “que debemos aprovechar los aprendizajes que la institución logró en época de pandemia”.
También señala que es necesario distinguir las diferencias entre las formaciones de pre y postgrado. Por ejemplo, destaca la profesora Armanet, “las prácticas de enseñanza no solo deben resultar pertinentes a la diversidad del estudiantado, sino también a las necesidades de cada ciclo formativo”.
“Las evidencias en el campo de la investigación educativa dan cuenta de la necesidad de dicha adecuación, a medida que las y los estudiantes avanzan en su trayectoria formativa y siempre en diálogo con la realidad concreta y particular en la que el aprendizaje se sitúa”, complementa la profesora Armanet..
En los ciclos iniciales de pregrado “las prácticas de enseñanza debieran proveer un mayor andamiaje y supervisión de los aprendizajes, a diferencia de lo que ocurre en los ciclos de formación profesional y posgrado, que debieran promover una mayor flexibilidad y autonomía. En cada etapa, la referencia a la sociedad en la que se forman, sus desafíos y especificidades, resulta crítica para la formación integral y la adecuada apropiación de las herramientas del aprendizaje por parte del estudiante”, agrega la directora de Pregrado
En coherencia con el Modelo Educativo de la Universidad, “afirmamos que la docencia de pregrado debe ser fundamentalmente presencial, permitiendo así tanto el logro de aprendizajes que solo son posibles en esa modalidad, como la necesaria interacción y diálogo entre pares y con profesores/as que enriquecen y dan significado a la formación universitaria en esta etapa formativa”, aclaró la académica Armanet. Sin embargo, la experiencia acumulada en este tiempo, sumada a los cambios observados en las relaciones y la organización social de la que somos parte, refuerzan la importancia de conciliar lo anterior con espacios (o cursos) donde las tecnologías digitales contribuyan a ampliar y enriquecer las oportunidades educativas”.
“Estamos trabajando fuerte en la internacionalización del currículo de pregrado, en la línea de garantizar que los 38 mil estudiantes puedan verse favorecidos con diferentes tipos de prácticas que aportan en esta línea. Una de ellas son cursos COIL (Aprendizaje Colaborativo Internacional en Línea por Collaborative Online International Learning) u otras metodologías que sean aporte en esta materia”, concluye la directora de Pregrado.
En cuanto al postgrado, el director del área en la Vicerrectoría de Asuntos Académicos, Osvaldo Salazar, destaca que es “importante avanzar en criterios de calidad para la docencia virtual. No se trata sólo de hacer clases por Zoom, sino que también tienen que acoplarse una serie de metodologías de enseñanza en sistemas virtuales que requiere planificación y diseño instruccional. Son metodologías específicas para ese tipo de enseñanza online y se necesitan plataformas tecnológicas que apoyen el desarrollo de la docencia virtual”.
En este ámbito, Salazar destaca que dentro del convención de Colaboración entre Chile y Suecia (ACCESS) se han desarrollado una serie de cursos que entregan créditos para doctorado enfocados específicamente en sustentabilidad.
Por Rodrigo Mundaca Villalobos