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OPINIÓN: ¿Es la videoconferencia una herramienta que permite la inclusión?

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Francisco Sereño

Diseñador Instruccional EOL


Toda enseñanza es intencional, es decir, tiene metas basadas en programas de estudios creados bajo principios y conceptos pedagógicos curriculares y es, en esencia, la resultante de la “identidad pedagógica del/la profesor/a en el aula” (1). Pero hoy, en tiempos de pandemia, vemos como la enseñanza se transforma para responder a las circunstancias que se viven con la tecnología que se dispone.


Bajo estas circunstancias, la videoconferencia ha pasado ser la herramienta que ha venido a suplir la enseñanza presencial, donde profesoras/es se reúnen con sus estudiantes y llevan a cabo la clase - esta vez - de forma remota.

Es por ello que debemos preguntarnos si la videoconferencia es una herramienta que permite la inclusión, pues en una clase tradicional, el/la docente puede recurrir a diversos métodos de enseñanza con el uso de variados recursos para generar aprendizajes en sus estudiantes, pues un “aprendizaje experiencial centrado en el estudiante [en que el/la docente] modela diversas formas de trabajar por medio del denominado trabajo guiado o situado”.(2)

En este contexto, diseñar y configurar una docencia online resguardando calidad y por sobretodo que los/as estudiantes logren los aprendizajes, tenemos que replantear la enseñanza en donde las herramientas digitales juegan un rol complejizando los procesos cognitivos, obligando a redefinir el significado de muchos términos como: cercanía, multitarea, presencia, el contacto entre personas, etcétera, donde la propia información, la inmediatez de los medios de comunicación interpersonales, la posibilidad de colaborar en proyectos planetarios sin moverse del entorno cercano y la capacidad global de difusión de ideas y de conocimiento, hacen necesaria nuevas habilidades que permitan gestionar y valorar convenientemente la información para poder convertirla en conocimiento. Esto, en un escenario en donde los/as estudiantes no tienen dificultad alguna.

Es por ello que un proceso inclusivo éste sería “garantizar el derecho a una educación de calidad a todos los estudiantes en igualdad de condiciones, prestando especial atención a quienes están en situación de mayor exclusión o en riesgo de ser marginados” (3) por diversas razones tanto físicas como sociales.

Por lo tanto, al desarrollar una clase por medio de una videoconferencia, debemos considerar qué tan accesible son estos medios y qué tan inclusivo llegan a ser para toda/o estudiante, porque una herramienta digital debiera garantizar el acceso a la información o contenido a cualquier persona, independiente de sus necesidades.

Si hacemos pequeños cambios en nuestra práctica docente, generaremos una docencia inclusiva en beneficio de las/os estudiantes transformando los espacios y tiempo para el aprendizaje, creando escenarios que propicien experiencias más ricas por medio de la colaboración y la distribución de funciones que permitan una mayor responsabilidad en el proceso formativo de nuestros estudiantes, en donde el uso de la tecnología es simplemente un medio para el conocimiento y herramientas como Zoom se transforman en una herramienta inclusiva.


Referencias

(1) Ávalos, B., & Sotomayor, C. (2012). Cómo ven su identidad los docentes chilenos. Perspectiva Educacional, 57(1), 77-95.

(2) López Carrasco, M. Á. (2013). Aprendizaje, competencias y TIC: aprendizaje basado en competencias (1 ed.). México: Pearson Educación. p. 295

(3) Organización de Estados Iberoamericanos (OEI): https://oei.cl/inclusion-educativa/inclusion-educativa.


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