Después de la pandemia quedaremos más digitalizados. No habrá grandes retrocesos

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  • A un año de la emergencia, el Vicerrector de Tecnologías de la Información, José Miguel Piquer, evaluó el trabajo de la Universidad de Chile durante la emergencia.
  • El estudiante de bachillerato Fernando Segura, afirmó que los académicos se adaptaron en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Hace 12 meses, la Universidad de Chile decidió suspender las actividades presenciales de los funcionarios, académicos y estudiantes para enfrentar el proceso de pandemia. Hubo que estudiar y trabajar buscando soluciones en forma acelerada, recordó el Vicerrector de Tecnologías de la Información, José Miguel Piquer y “desde las casas comenzar a pensar cuales eran las mejores herramientas en este caso de emergencia”.

“La situación era más caótica de lo que los estudiantes percibieron. Desde el nivel central, analizamos aceleradamente las aplicaciones más útiles y eficientes para dar clases”, agregó el docente, quien fue entrevistado en el programa “Información y Tecnología”, que produce la vicerrectoría.

La evaluación y compra de las tecnologías fue “muy rápida”. Un proceso de licitación habitualmente demora seis meses, pero en esta emergencia el plazo se redujo a semanas. “La Contraloría dio lineamientos que permitieron operar más rápido que lo habitual”, destacó Piquer.

La administración de la universidad también se transformó y eliminamos papeleo mediante el uso de firma electrónica. “Fue de un día para otro. La adaptación fue a todos los niveles: administrativo, académico y estudiantil”. “La transformación digital es un hecho y llegó para quedarse”.

“Lo importante es entender que no se trata de cambiar un proceso por otro -digitalizar el papeleo administrativo, por ejemplo- sino que de transformar los procesos. Transformar la universidad usando tecnologías de información”, destacó el académico, y ese cambio permitirá “universalizar la universidad”.

La adaptación:

Durante el inicio de la crisis, las autoridades se dieron cuenta de que muchos estudiantes necesitaban conectividad, “y buscamos al mejor proveedor que entregara el servicio al menor costo posible y siguiendo las instrucciones de la Contraloría, pudimos comprar y entregar 2000 chips a los alumnos que lo necesitaban”, destaca el Vicerrector Piquer.

Uno de los beneficiados de la “Beca de Conectividad” fue el estudiante de Bachillerato en Ciencias, Fernando Segura, quien recibió lo necesario para asistir a sus clases online. “Y nos adaptamos; los profesores también se adaptaron a esta modalidad de clases”, dijo.

En un principio, la cámara apuntaba al pizarrón en que había cálculos y demostración de teoremas, pero luego, los docentes incorporaron otras tecnologías como pizarras digitales. “Lo bueno es que podíamos guardar todo clases, apuntes y todo lo que el profesor escribía, lo que nos permitió estudiar a nuestro ritmo”, agregó Segura.

En el caso de los laboratorios y los ramos prácticos, los académicos buscaron mecanismos que permitieron mostrar las reacciones químicas o biológicas y explicar la teoría de un modo aplicado. “La teoría es la base de lo práctico, así que, si estudiábamos, estaba todo bien”, comentó
Piquer, por su parte, explicó que estamos en una situación de clases online de “emergencia”. Las metodologías de educación online son diferentes, agrega el académico.

La Universidad del Futuro

Cuando la Universidad usa metodologías adecuadas para las clases online, “podremos dar clases a estudiantes de cualquier lugar del mundo, en cualquier momento; un profesor extranjero entregaría contenidos sin moverse de su casa o incluso, un chileno, que está en cursos de doctorado tendría la oportunidad de impartir una cátedra. Descentralizar la investigación y las clases son un desafío, pero “también, darle un sentido nacional y local al trabajo de la Universidad de Chile”, precisó Piquer.

En lo inmediato, para el Vicerrector de Tecnologías de la Información, apuesta a que el primer semestre será muy similar al todo el año anterior. Se han implementado clases híbridas y online y otros mecanismos que permiten continuar con la dictación de cátedras.

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