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13/12/2022Lorenzo pesaba más de 8 toneladas, tenía memoria para 3.000 palabras de siete dígitos y un lector de cinta de papel perforado y fue la sensación mediática cuando comenzó a funcionar.
La Universidad de Chile cumple 180 años y esa historia está llena de hechos pioneros.
Martes. Esa fue la simple respuesta ante la pregunta periodística sobre qué día había sido el 18 de septiembre de 1810. El interrogado era el el primer computador comprado para uso académico y de servicios por la Universidad de Chile y según la crónica demoró fracciones de segundos en entregar la información sobre el día que marca el inicio de la independencia de Chile.
La computación en la Universidad comenzó en la sección de Computadores y Servomecanismos del Instituto de Investigaciones y Ensayes Eléctricos (IIEE) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Inicialmente se trabajó e investigó en
computación analógica para apoyar la solución de problemas de ingeniería. De hecho, en 1958 se armó el computador analógico Heathkit. La computación analógica utiliza dispositivos electrónicos o mecánicos para modelar y resolver los problemas.
En esos años, el Decano Carlos Mori dio cuenta “de la idea que existe en la Universidad de traer un equipo computador que podría ser usado tanto para la casa Central y para las Facultades, como para las Instituciones Estatales y Particulares.
En 1961 el Consejo de la facultad decidió la creación de un centro especializado en la investigación de la computación. Ese mismo año los especialistas comenzaron a cotizar computadores en el extranjero. La comisión decidió que la Universidad comprara el ER-56 Standard Elektrik Lorenz. La sigla ER-56 corresponde a “Elektronischen Rechenanlage von 1956”: Equipo Calculador Electrónico de 1956. El conocimiento sobre el tema en Chile era tan incipiente que la Aduana lo despachó como “máquina calculadora eléctrica automática”.
La instalación de este coloso tecnológico demoró tres meses y como ER-56 Standard Elektrik Lorenz era un nombre largo, los estudiantes y académicos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas prefirieron llamarlo “Lorenzo”.
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LAS REACCIONES
Después de las pruebas necesarias, Lorenzo fue presentado en sociedad. Acaparó crónicas, portadas y editoriales. En enero de 1963 se realizó una masiva conferencia de prensa en la que los profesionales del periodismo tuvieron la oportunidad de entrevistar a la máquina.
La portada del diario El Mercurio informó con el título “Cerebro electrónico adquirido por la Universidad piensa y memoriza” y agregó, el computador digital es capaz de jugar ajedrez; resuelve en apenas un segundo más de mil quinientas multiplicaciones.
En los medios se destacaba que “Lorenzo” “piensa” mediante fórmulas lógico-matemáticas que le son proporcionadas junto a los datos que procesará. “Recuerda” gracias a un archivo maestro que, para ulteriores operaciones, sólo requiere de datos complementarios y variables. Funciona a temperatura moderada, pues “se le calienta la cabeza”, e indica su dolencia.
En la primera página del mismo diario se indicaba que: “El 18 de septiembre de 1810 fue un día martes, según la contestación que en fracciones de segundo dio el reluciente aparato que se observa en la fotografía. Esta es una máquina electrónica capaz de jugar ajedrez, formular diagnósticos médicos y resolver todo problema susceptible de ser planteado en términos matemáticos”.
Por su parte, la revista Ercilla tituló la noticia “El cerebro Mecánico de la U” y destacaba que “sabe ejecutar y componer música, hacer acertadamente diagnósticos médicos, resolver todo tipo de problemas lógicos, jugar ajedrez, y matemáticos (sic), a la velocidad de 2.000 operaciones por segundo y posee la memoria más eficaz y amplia que es dado imaginar”.
Lorenzo hizo noticia, pero fue reemplazado por máquinas más poderosas que siguieron haciendo historia.
