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OPINIÓN: La Pandemia de los Notarios

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José Miguel Piquer Gardner

Vicerrector de Tecnologías de la Información


Columna del Vicerrector de Tecnologías de la Información, José Miguel Piquer publicada en El Mercurio.


Resulta impresionante ver cómo la pandemia logró avanzar en una transformación digital total en muchos sectores que parecían imposibles hasta hace poco. Las empresas y los organismos públicos, incluso nosotros mismos en la Universidad, nos hemos sorprendido al descubrir que el trabajo remoto funciona de verdad, que incluso los chilenos “sacadores de vuelta” resultaron más productivos así. Esto ha permitido eliminar miles de viajes, potenciales de contagio y gasto en horas inútiles de traslado en el planeta entero. Tl vez por eso mismo es que parece tan impresentable que un organismo tan obsoleto, inútil, odiado y resistido por todos los chilenos, como son las notarías, haya fracasado en su intento de funcionar a distancia.

Porque hay que reconocer que, por una vez, hicieron un intento. Durante unos pocos meses a comienzos de 2020, pudimos firmar ante un notario desde la casa en algunas notarías. Llegué a alegrarme profundamente al sentir que, finalmente, la transformación digital iba a llegar de verdad a todas partes. Todo terminó con un dictamen de la Corte de Apelaciones en septiembre de 2020, que indica claramente que, para firmar ante notario, hay que concurrir físicamente a la notaría. En plena pandemia, con distanciamiento social, con menos funcionarios y una espera interminable, una receta perfecta para promover el virus. Para peor ese dictamen salió a solicitud de la Asociación de Notarios, que se oponía a estos sistemas. Si el país tuviera un sistema de trazabilidad decente, estoy convencido de que muchos contagios se generaron en las aglomeraciones de espera en las notarías. Es cosa de ir a mirar: gente agolpada en recintos pequeños, conversando con las mascarillas en el cuello, y muchos enojados, lo que les hace difundir el virus más aún.

Por supuesto que los sistemas de identificación a distancia pueden ser vulnerados. También pueden serlo los que firman ante notario físicamente. Pero no es tan difícil definir un estándar de verificación de identidad aceptable (el sector privado acepta varios métodos que han funcionado bien), y podríamos haber salvado vidas, a la vez que hacer que mucho más fácil la vida a los miles de chilenos que pierden irremediablemente su tiempo, esperando al notario por nada, obligados por un dictamen absurdo.

Fuente: El Mercurio

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